viernes, septiembre 24, 2010

Estrenamos sección

Recientemente tuve el placer de asistir a un pequeño concierto muy especial en el Espai Cultural CajaMadrid en Barcelona. Allí, los chicos de Maga nos hicieron viajar con sus letras oníricas y sus melodías a caballo entre el pop y la electrónica. Si queréis ver lo que allí pasó, buscad la sección Sonia en La menor en el microsite de Música K Música. Toda la música que buscas en Ràdio Rubí!

jueves, febrero 25, 2010

Pain



El dolor es una sensación que en ocasiones se hace perceptible sólo cuando dejas de sentirlo. Como el amor.

Aquella mañana mis pies dolían tanto que ya era incapaz de sentir dolor. Caminaba sin sentido por la playa con los pies descalzos. Los zapatos colgaban de los dedos de mi mano derecha. Los sostenía del mismo modo que un asesino sostiene la pistola después de su última hazaña, con una mezcla de triunfalismo y resignación. Con los dedos índice y corazón de la mano izquierda sujetaba el cuello de una botella de cerveza que llevaba vacía varias horas. Absolutamente deplorable. El pelo sucio de polución y lluvia se me pegaba a la cara y el maquillaje me convertía en el reflejo de una muñeca de porcelana. Dulce pero intrigante; inocente pero malvada. En esos momentos, cuando las calles huelen a pan recién hecho y a café, yo buscaba un agujero negro por el que saltar hacia el centro del planeta y llegar a una bolsa de aire donde poder dejar de pensar.

martes, febrero 16, 2010

Haiku desde tu cama


Amanece y yo

mido tu respiración

Empieza a llover

lunes, febrero 15, 2010

El calor absoluto


El cero absoluto reduce el movimiento de las partículas hasta hacerlas completamente inmóviles. A esa temperatura, las partículas han perdido toda capacidad de moverse o vibrar, completamente solidificadas e inmortalizadas en dicha congelación. El cero absoluto es, no obstante, tan sólo un concepto, ya que por debajo de ciertas temperaturas las moléculas han perdido tanta energía que ni siquiera tienen fuerza para seguir enfriándose. Pero cualquier cuerpo por encima de 0 grados Kelvin emite calor, y al entrar en contacto con otro cuerpo el más caliente cederá calor al más frío hasta que finalmente los dos alcanzarán la misma temperatura.


Las leyes de la termodinámica se rompen en el caso de los seres humanos. El calor de un cuerpo no se equilibra con el del compañero, ni el de éste se alimenta del de aquél. La temperatura de los dos cuerpos se potencian mútuamente hasta llegar al punto de fusión en el cual las almas se separan de los cuerpos y trascienden a un estado superior.


El calor absoluto nace de tus ojos y me convierte en animal salvaje sin capacidad de raciocinio. Me siento capaz de romper todas las normas de la física cuando me fundo con tus deseos, que se vuelcan en mi subconsciente gracias a los susurros que me recitas mientras te sigues hundiendo.

martes, febrero 09, 2010


...Parece como si existiera en el cerebro una región totalmente específica, que podría denominarse memoria poética y que registrara aquello que nos ha conmovido, encantado, que ha hecho hermosa nuestra vida. Desde que conoció a Teresa ninguna mujer tenía derecho a imprimir en esa parte del cerebro ni la más fugaz de las huellas



Hace tantos años que las palabras de Milan Kundera tienen la virtud de describir mi existencia que ya considero La insoportable levedad del ser como una parte indivisible de mi vida.

miércoles, enero 27, 2010


Creo en la fuerza motriz de la tierra que nos lleva en su danza circular infinita y nos hace describir círculos concéntricos que vuelven a empezar cada mañana. Creo que el planeta nos imanta con su gravedad y vivimos en una suerte de locura producida por dicha atracción magnética.

Pero sobretodo, creo en la capacidad de la tierra para separarnos y volvernos a unir unos años después, como si una parte de nuestra vida fuese un paréntesis tras del cual podemos continuar viviendo a partir del punto en que lo dejamos unos años atrás.

martes, diciembre 29, 2009


Nunca me ha gustado la Navidad. De pequeña asociaba estos días con el agobio de la gente caminando sin rumbo por el centro, el cáos de las luces, las canciones navideñas, los papás noel de mentira a la entrada de un centro comercial, las compras de última hora y el miedo a perderme entre la gente. Ya post-adolescente, la puesta de largo de las luces navideñas anunciaban la cercanía de las fiestas y, por ende, la llegada inexorable de los exámenes de enero. La navidad me recordaba que no había empezado a estudiar, y que los apuntes se habían convertido en un amalgama de papelotes digno de un montaje en el MOMA. En lo que podría considerar mi edad adulta, la navidad significa reencuentro con secciones desagradables de la familia, personas a las que no me apetece ver, sobredosis de marisco y champagne, falsos buenos deseos escondidos tras las lentejuelas, consumismo e hipocresía.

Estas navidades, en cambio, han sido diferentes. Por primera vez he tenido alguien a quien esperar, ya que varios de mis amigos han decidido estudiar fuera de la ciudad y han vuelto a casa para celebrar las fiestas. Los reencuentros tienen algo de mágico; son el símbolo manifiesto del hecho de que la amistad de verdad no se desvanece con el tiempo o la distancia, y que son necesarios tan solo 5 minutos para que parezca que el tiempo no ha pasado. La amistad en mayúsculas, la familia urbana ligada a base de amistad sin cuestiones da verdadero sentido a unas fiestas que han perdido su significado religioso y se han convertido en un cúmulo de sentimientos fingidos.

Este año por primera vez estoy contenta de celebrar estos días, y lo celebro con tiós de ganchillo y árboles de tela y botones.